Un Paradigma de Repuesto. El Quehacer en el Campo

Resumen: Somos conscientes de que no sólo la economía capitalista sino todo el modelo civilizatorio que se nos ha impuesto están al borde del colapso. Es un monstruo enorme que, herido de muerte, que genera todo tipo de violencias. Violencias tanto en los seres humanos, como de toda la comunidad de seres vivos y de nuestro planeta, nuestra madre tierra.

Este modelo civilizatorio colonialista, patriarcal y clasista es un sistema que incrementa la desigualdad y que se expresa en nuestros campos y en nuestra mesa, es el modelo de agricultura industrial de los agronegocios. Nosotras y nosotros, las y los campesinos, indígenas y afrodescendientes, no estamos obligados a vivir dentro de este modelo criminal, ante esta forma de producir, consumir y lucrar con base en la captura de territorios, de recursos naturales, de saberes, de comunidades, y en la supresión de las diversidades culturales.

Por lo que ofrecemos lo que ya tenemos: Un paradigma de repuesto; un modo de producir, de pensar y de vivir sustentado en la diversidad del mundo humano y natural, una convivencia en la que no haya que cuidarse los unos de los otros sino con base en el cuidado de los unos y los otros, un modelo basado en la solidaridad, el respeto del bien común y la dignidad de las personas, en dónde se suman todas las Resistencias, retomamos todas las experiencias que han logrado en la práctica sobreponerse al criminal modelo económico hegemónico y hemos aprendido de las que fracasaron, para construir una Sociedad Solidaria.

Un modelo con profundas raíces en nuestro pasado, como las de los árboles en los terrenos secos, pero con follajes extendidos, amplios, abarcantes, que a todos nos abrazan. Queremos la feminización de la política, de la vida, su propósito es el cuidado de todo como una gran madre.

“Una de las cosas más difíciles,
no es cambiar la sociedad,
sino cambiarse uno mismo”

Nelson Mandela.

El proyecto histórico del capital se fundamenta básicamente en tres instituciones: la economía global de mercado, la democracia formal y el Estado clasista. La institucionalidad de éstas es intocable para el sistema y son la esencia del Proyecto Histórico del capital, porque le proporcionan su riqueza económica y su poder de dominación, mientras no cambiemos esto, ningún modelo de nación ni de planeta alternativo es posible.

La forma práctica de éstas instituciones del poder, se manifiesta principalmente en el control de todo el aparato productivo, la perpetuación de las clases sociales y la panacea del voto como instrumento de transformación.

La violencia y el miedo generalizado es un sistema de control impulsado desde el capital que crea la necesidad de la seguridad y la falsa protección del Poder,  una de las formas más violentas de control se da en el campo, es decir en la tierra misma y lo que produce.

Es desde ahí, desde controlar los insumos básicos para la sobrevivencia humana que surge su poder, y también es desde ahí, desde donde debe comenzar la ruptura del paradigma impuesto y la construcción de todo proceso real de transformación.

Hablamos desde los territorios, muchas veces capturados por la explotación colonial, la dominación de clase o la opresión patriarcal, pero también desde los territorios donde ya sembramos amorosamente alimentos, utopías y esperanzas.

Mientras los grandes poderes económicos y políticos se reúnen para acordar nuevos tratados de libre comercio, para atentar contra nuestros territorios y para manipular a su antojo lo que producimos, nosotros nos hemos encontrado con miles para compartir nuestras visiones sobre lo que nos amenaza, para comunicarnos nuestras resistencias y nuestras luchas, para alimentarnos con nuestros hallazgos, nuestros aprendizajes, nuestros saberes, nuestros sentires, nuestros sabores.

Somos conscientes de que no sólo la economía capitalista sino todo el modelo civilizatorio que se nos ha impuesto están al borde del colapso.

Es un monstruo enorme que, herido de muerte, lanza zarpazos y multiplica todo tipo de violencias. Violencias que causan una situación nunca vista de sufrimiento, tanto de los seres humanos, como de toda la comunidad de seres vivos y de nuestro planeta, nuestra madre tierra.

Este modelo civilizatorio colonialista, patriarcal y clasista es un sistema que incrementa la desigualdad y que se expresa en nuestros campos y en nuestra mesa, es el modelo de agricultura industrial de los agronegocios.

Una acumulación sostenida en el despojo de los bienes comunes y en la desmedida explotación del trabajo.

Una educación que quiere aprender sobre el mundo y no del mundo.

Un enriquecimiento de los siempre más ricos que en aras de proyectos de lucro en materia energética, minera, turística, agroexportadora, conlleva una nunca vista privatización global de las tierras y una enorme violencia sobre los territorios, los recursos naturales, el agua, los ecosistemas.

Y ante todo violencia sobre las comunidades humanas expropiadas de sus bienes, expulsadas de sus territorios y explotadas en su trabajo de forma semiesclavista.

Este es un modelo que destruye diversidades naturales, productivas, sociales y culturales para homogenizar y elevar a toda costa la producción; que ha convertido la comida en mercancía excluyendo a millones de personas de los alimentos básicos y contradictoriamente provocando sobreconsumo, obesidad y múltiples enfermedades.

Un modelo que en lo agrícola se basa en la privatización, extranjerización, concentración y financiarización de la tierra fértil; a la vez que, mediante el monopolio, el acaparamiento y la especulación en los mercados encarece los alimentos básicos.

Un modelo que con la máquina devastadora de los tratados de libre comercio echa por tierra la soberanía alimentaria de las naciones y de las comunidades. Con la misma crueldad colonial de hace siglos se apropia ahora de millones de hectáreas de países pobres para siempre especular con ellas o para producir más riquezas para ellos mismo.

Un modelo que con furia patriarcal viola tierras, suelos, bosques, aguas, ecosistemas y personas para forzarlos a producir más a toda costa, y que por ello nos ha conducido al umbral del desastre climático, del punto de no retorno en el que lo que está en juego es la subsistencia de los seres humanos y también de la diversidad de formas de vida de nuestro amado planeta.

Nosotras y nosotros, las y los campesinos, indígenas y afrodescendientes, no estamos obligados a vivir dentro de este modelo criminal, ante esta forma de producir, consumir y lucrar con base en la captura de territorios, de recursos naturales, de saberes, de comunidades, y en la supresión de las diversidades culturales y de formas de pensar holistas y no lineales propias de los pueblos agrícolas.

Por lo que ofrecemos lo que tenemos: Un paradigma de repuesto; un modo de producir, de pensar y de vivir sustentado en la diversidad del mundo humano y natural, una convivencia en la que no haya que cuidarse los unos de los otros sino con base en el cuidado de los unos y los otros, un modelo basado en la solidaridad, el respeto del bien común y la dignidad de las personas, en dónde se suman todas las Resistencias, retomamos todas las experiencias que han logrado en la práctica sobreponerse al criminal modelo económico hegemónico y hemos aprendido de las que fracasaron.

El nuestro es un modelo abierto, no lineal y muy diverso.

Un modelo con profundas raíces en nuestro pasado, como las de los árboles en los terrenos secos, pero con follajes extendidos, amplios, abarcantes, que a todos nos abrazan.

Queremos la feminización de la política, de la vida, su propósito es el cuidado de todo como una gran madre: no queremos comida, educación, salud o seguridad, queremos, alimentar, aprender, sanar y cuidar de todos y de la enorme diversidad biológica que hemos recibido en herencia, de los ecosistemas y de los recursos naturales; de las muy heterogéneas expresiones culturales; de los saberes ancestrales y de las tecnologías construidas con la reflexión colectiva.

En cuanto a la producción de nuestros alimentos optamos por la agroecología campesindia es un modelo que ya hemos estado construyendo y cultivando. Una parte de él lo recibimos de nuestros ancestros. Otra, la desarrollamos en nuestra resistencia al despojo, a la mercantilización de la naturaleza y de los alimentos.

Hemos aplicado en él la investigación-acción: los agricultores nos hemos tornado un poco investigadores y los investigadores se han hecho un mucho agricultores.

Es un modelo que ha surgido de la resistencia al extractivismo; de la defensa de las semillas nativas ante los transgénicos; del desarrollo de reguladores de plagas y fertilizantes naturales contra la invasión de los agroquímicos; de muchas experiencias de mercados y consumo locales; del rescate de la cocina y de la medicina de las comunidades.

De ahí surgen nuestras propuestas para el Alimentar, el Sanar, el Aprender y el Cuidar, pero también surgen nuestras formas de intercambio económico cómo el Trueque, el Banco del Tiempo y nuestro modelo de moneda comunitaria más avanzado que es El Túmin.

No buscamos ya una educación alternativa, trabajamos para construir una alternativa a la educación.

Lo hemos desarrollado en el diálogo de nuestros saberes, pero también en la asimilación crítica de las nuevas tecnologías.

Porque el modelo es un paradigma de repuesto, no sólo para la agricultura, la alimentación y el cambio climático, sino para la vida toda frente al colapso civilizatorio que vivimos. Consideramos un deber de solidaridad y un compromiso político ineludible el compartirlo, el divulgarlo, el hacerlo avanzar por todo el mundo.

Para ello, necesitamos:

  • Eliminar el concepto de agricultura como negocio, es decir; No se puede seguir concibiendo a la tierra y su riqueza como base de la acumulación del capital, somos tutores de la tierra y nuestra tarea es diseñar medio ambientes humanos sostenibles de áreas productivas ecológicas capaces de sustentar familias, comunidades y regiones de un modo integral, reciclando nutrientes, residuos, y aprovechando la energía al máximo potencial de su eficiencia.
  • Eliminar el monocultivo, ya que está ampliamente comprobado que altera los ecosistemas, desgasta los nutrientes de la tierra y no han servido para alimentarnos, sólo son la base del consumo, es decir; ante la práctica de los agronegocios, solo somos consumidores y parte de la ganancia en dónde la siembra está intrínsecamente ligada a la desnutrición e intoxicación y al ganancia no sólo es para el agronegociante, también le deja grandes ganancias a la industria farmacéutica.
  • Construir un territorio de convergencia, de búsqueda e investigación en común, de diálogo de saberes, de experimentación, de diálogo con otros actores de la sociedad, para enriquecer y fortalecer nuestro paradigma.
  • Lanzar el proceso permanente de construcción de un movimiento de agroecología campesindia, donde se articulen organizaciones del campo, académicos, organizaciones civiles de todos los sectores de la sociedad, que luche de manera permanente por impulsar un modelo económico alternativo enfocado en la agroecología.
  • En particular, las y los participantes  en la refundación de México debemos acordar iniciar desde ahora una ruta para la construcción de una articulación nacional de agroecología campesina amplia, plural, incluyente y multisectorial.
  • Generar enlaces entre productores y consumidores y revalorizar nuestros alimentos, prácticas y cultivos para contribuir a una buena nutrición con soberanía alimentaria para todas y todos.
  • Impulsar la equidad de género a todo los niveles: las familias, las organizaciones, la sociedad y las instituciones
  • Garantizar que todas las  políticas públicas y programas en todos los países reconozcan el importante papel de las mujeres rurales como productoras y conservadoras de la biodiversidad natural y cultural, y que apoyen sus iniciativas.
  • Crear oportunidades para celebrar y promover el papel de jóvenes y jóvenes de adultos y adultas mayores en el campo a través de prácticas y leyes que reconozcan la pluricultura e identidades y que provean empleos y otras oportunidades para facilitar el relevo intergeneracional en el campo.
  • Crear los instrumentos para que se viva en todos los medios el intercambio continuo de saberes y conocimientos campesinos y científicos como una alternativa real de la agroecología para la producción de alimentos y la mejora de la calidad de vida, la salud y el medio ambiente.
  • Trabajar con los campesinos, consumidores, académicos y organismos de la sociedad civil para articular una propuesta hacia la transición, reconociendo los derechos colectivos de los indígenas y campesinos, promoviendo la conservación de la riqueza del patrimonio biocultural e impulsando el desarrollo de los territorios agroecológicos: resilientes y adaptables ante el cambio climático.
  • Impulsar modelos agroecológicos y de cultivos biointensivos, que permitan que en un mínimo de tierra (372M2) un ser humano pueda cultivar su dieta anual dejando al mismo tiempo un excedente comunitario para la preservación de la diversidad genética vegetal y animal.
  • Integrar las tecnologías apropiadas para cada región y para cada persona, que garantice que cada mínimo de tierra cultivable produzca, se preserve y en los casos que lo requiera se revierta el daño causado.
  • Crear cooperativas de producción agroecológicas de cultivos biointesivos, por regiones que produzcan los nutrientes necesarios para los colectivos que habiten cada región, que permitan el intercambio con los cooperativistas que producen otros bienes. (por ejemplo: ropa, muebles, calzado, servicios, etc.) garantizando la nutrición y la vida integral de cada habitante de las regiones.
  • Crear cooperativas de cooperativas por región, que puedan intercambiar los excedentes por productos o servicios que necesiten sus regiones con otras regiones (por ejemplo: automóviles, refacciones, enceres o servicios, etc.)

No necesitamos derrocar a ningún gobierno para comenzar a vivir nuestro paradigma de repuesto, necesitamos comenzar a vivirlo, construyendo con nuestras acciones un Sistema Social Solidario que funcione por encima del sistema actual. Ir ocupando territorios tangibles y virtuales, y defender cada palmo ganado. Nuestra patria no tiene fronteras, es y existe en cada resistencia y en cada ser humano en resistencia, compartamos nuestros saberes y construyamos juntos esta nación universal nómada e itinerante de hombres y mujeres libres.

Anexo:

Propuesta de articulado para la nueva constitución.

Artículo 150.  En la Unión Pluricultural y Plurinacional de los Pueblos de México la Agroecológia y los Biocultivos,  son la única forma de explotación de la tierra.

Artículo 151. Se garantizará una extensión de tierra para cada individuo de 372 metros cuadrados, y se debe garantizar la implementación de tecnologías y saberes para que sea igual de fértil cada Bioespacio de Cultivo.

Artículo 152.  Se garantizara la extensión de tierra per cápita necesaria para cada Cooperativa Regional de Cultivo para que garantice contar con los alimentos y nutrientes necesarios para los habitantes de su región. Es fundamental la preservación de los bosques y su restauración, todas las tecnologías que eliminen el uso forestal, tendrá prioridad en cada región.

Artículo 153. Los animales que se requieran para el consumo humano son parte integral de cada espacio de Biocultivo y será responsabilidad de cada región determinar su inserción, explotación y consumo responsable y tierno, anteponiendo siempre los derechos de toda especie a no sufrir y coexistir de forma armónica.

Artículo 154. Todo excedente alimenticio se pondrá a disposición de todas las regiones para su intercambio.

Artículo 155. Es responsabilidad de todos, la investigación en común, el diálogo y compartición de saberes, la experimentación, y los conversatorios con todos los actores de la sociedad, para enriquecer y fortalecer de forma permanente todos los proyectos del campo.

Artículo 156. Toda asignación y reasignación de tutela sobre sobre cualquier cantidad de tierra, deberá ser emitida por cada colectivo regionales a la que pertenezca y deberá contar con el visto bueno de al menos 4 colectivos regionales más, para evitar los cacicazgos individuales o colectivos.

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